LA PRODUCCION ARTESANAL EN MANABI
Dentro del estudio de la Cultura Popular en Manabí, la producción artesanal ocupa un lugar preponderante, no sólo por el hecho de que, históricamente, constituyó una fuente importante de ingresos económicos, sino porque, en la actualidad, persiste un número
considerable de artesanos que la asumen como rasgo característico de su identidad socio cultural.
A lo largo de la provincia, es posible distinguir la presencia de dos tipos de artesanía: utilitaria, decorativa. Dentro de las artesanías utilitarias (aquellas que tienen como destino la satisfacción de necesidades de autoabastecimiento), tenemos en Manabí la elaboración de una serie de objetos de uso doméstico, entre otros: los petates de Paján, utilizados para dormir; las ollas de barro, cazuelas y alambiques de Sosote y San Isidro, elaboradas tradicionalmente para la cocina; los barriles de muyuyo de Montecristi, destinados a almacenar el aguardiente; los sombreros de mocora de Calceta, utilizados por el campesino para protegerse del sol; las sillas de Rocafuerte; y las monturas de Olmedo.
Entre las artesanías decorativas (empleadas como objetos artísticos), contamos con la producción de los famosos sombreros de paja toquilla, los muebles de mimbre y las réplicas arqueológicas de La Pila y Jipijapa; las miniaturas de tagua de Sosote; los carritos de madera de Sanbembe, Jipijapa; y las “nuevas artesanías” confeccionadas con hojas de
zapán, concha, caracol y piedra, presentes en Charapoto, Canoa y Puerto López, respectivamente.
Si consideramos que las artesanías deben estudiarse “como productos en los que resuenan relaciones sociales y no como objetos ensimismados” (García Canclini, 1974:75), nos encontramos en Manabí, con unidades productivas sujetas a una serie de variables de
índole económica y social, que definen no sólo la naturaleza y función de las artesanías, sino el contexto en el cual éstas se desenvuelven. Estas variables tienen que ver con el carácter tecnológico del proceso productivo, las relaciones sociales que intervienen en el mismo, y su entrelazamiento con otras actividades productivas. A fin de presentar una visión general del tema, a continuación puntualizaremos estas variables como ejes transversales de los dos tipos de artesanía anteriormente mencionados: En En primer lugar, el proceso de elaboración de las artesanías, se realiza de forma predominantemente manual, con la ayuda de instrumentos relativamente sencillos que representan bajos montos de inversión. A excepción de los talleres dedicados a la fabricación de miniaturas de tagua, los cuales
cuentan con tecnología adaptada y fuerza de trabajo asalariada; se hace evidente la participación de los miembros de la familia, en muy contados casos, de operarios contratados, en las distintas etapas del proceso productivo, estableciéndose una división de tareas que son aprendidas de generación en generación, como mecanismo de continuidad cultural. Esto último, sin embargo, ha ido perdiendo sentido en la
actualidad, dado que los jóvenes, por la crisis económica, prefieren buscar otras alternativas de producción, más rentables.
Por lo general esta labor se complementa con actividades agrícolas, domésticas o de subempleo, pasando a ser adicional a los ingresos económicos mensuales de las unidades familiares. En el caso de de Montecristi, la mayoría de la población, especialmente del sector rural, encamina sus esfuerzosa la agricultura y como complemento durante sus horas de ocio a la artesanía
Finalmente, cabe resaltar que las artesanías, al relacionarse con el mercado, se ven expuestas a un nuevo escenario que modifica su razón de ser original: empiezan a ser producidas para el gusto del potencial comprador, sin tomar en consideración el sentido
creativo particular del artesano, y la finalidad inicial para la que fue creada. Así por ejemplo, las ollas de barro de Sosote, tradicionalmente utilizadas para la cocina, empiezan a ser adquiridas por los compradores para decoración, demandándose, además, una nueva
línea de “miniaturas” que actualmente se elaboran bajo pedido para recuerdos de bautizos o matrimonios. Se evidencia, además, un desplazamiento de ciertos objetos utilitarios, provocado por la presencia de productos industriales cuyas características satisfacen la demanda del cliente.
Dentro del estudio de la Cultura Popular en Manabí, la producción artesanal ocupa un lugar preponderante, no sólo por el hecho de que, históricamente, constituyó una fuente importante de ingresos económicos, sino porque, en la actualidad, persiste un número
considerable de artesanos que la asumen como rasgo característico de su identidad socio cultural.
A lo largo de la provincia, es posible distinguir la presencia de dos tipos de artesanía: utilitaria, decorativa. Dentro de las artesanías utilitarias (aquellas que tienen como destino la satisfacción de necesidades de autoabastecimiento), tenemos en Manabí la elaboración de una serie de objetos de uso doméstico, entre otros: los petates de Paján, utilizados para dormir; las ollas de barro, cazuelas y alambiques de Sosote y San Isidro, elaboradas tradicionalmente para la cocina; los barriles de muyuyo de Montecristi, destinados a almacenar el aguardiente; los sombreros de mocora de Calceta, utilizados por el campesino para protegerse del sol; las sillas de Rocafuerte; y las monturas de Olmedo.
Entre las artesanías decorativas (empleadas como objetos artísticos), contamos con la producción de los famosos sombreros de paja toquilla, los muebles de mimbre y las réplicas arqueológicas de La Pila y Jipijapa; las miniaturas de tagua de Sosote; los carritos de madera de Sanbembe, Jipijapa; y las “nuevas artesanías” confeccionadas con hojas de
zapán, concha, caracol y piedra, presentes en Charapoto, Canoa y Puerto López, respectivamente.
Si consideramos que las artesanías deben estudiarse “como productos en los que resuenan relaciones sociales y no como objetos ensimismados” (García Canclini, 1974:75), nos encontramos en Manabí, con unidades productivas sujetas a una serie de variables de
índole económica y social, que definen no sólo la naturaleza y función de las artesanías, sino el contexto en el cual éstas se desenvuelven. Estas variables tienen que ver con el carácter tecnológico del proceso productivo, las relaciones sociales que intervienen en el mismo, y su entrelazamiento con otras actividades productivas. A fin de presentar una visión general del tema, a continuación puntualizaremos estas variables como ejes transversales de los dos tipos de artesanía anteriormente mencionados: En En primer lugar, el proceso de elaboración de las artesanías, se realiza de forma predominantemente manual, con la ayuda de instrumentos relativamente sencillos que representan bajos montos de inversión. A excepción de los talleres dedicados a la fabricación de miniaturas de tagua, los cuales
cuentan con tecnología adaptada y fuerza de trabajo asalariada; se hace evidente la participación de los miembros de la familia, en muy contados casos, de operarios contratados, en las distintas etapas del proceso productivo, estableciéndose una división de tareas que son aprendidas de generación en generación, como mecanismo de continuidad cultural. Esto último, sin embargo, ha ido perdiendo sentido en la
actualidad, dado que los jóvenes, por la crisis económica, prefieren buscar otras alternativas de producción, más rentables.
Por lo general esta labor se complementa con actividades agrícolas, domésticas o de subempleo, pasando a ser adicional a los ingresos económicos mensuales de las unidades familiares. En el caso de de Montecristi, la mayoría de la población, especialmente del sector rural, encamina sus esfuerzosa la agricultura y como complemento durante sus horas de ocio a la artesanía
Finalmente, cabe resaltar que las artesanías, al relacionarse con el mercado, se ven expuestas a un nuevo escenario que modifica su razón de ser original: empiezan a ser producidas para el gusto del potencial comprador, sin tomar en consideración el sentido
creativo particular del artesano, y la finalidad inicial para la que fue creada. Así por ejemplo, las ollas de barro de Sosote, tradicionalmente utilizadas para la cocina, empiezan a ser adquiridas por los compradores para decoración, demandándose, además, una nueva
línea de “miniaturas” que actualmente se elaboran bajo pedido para recuerdos de bautizos o matrimonios. Se evidencia, además, un desplazamiento de ciertos objetos utilitarios, provocado por la presencia de productos industriales cuyas características satisfacen la demanda del cliente.
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